¿Igualdad?
Cada día llegan al mundo millones de almas nuevas, por decirse iguales en capacidad y desarrollo, con las características propias de un ser. Sumido en la incertidumbre de su propio destino. Con el porvenir limpio, puro y con la cabeza en alto. Con una virtud poco sembrada en el anima humana, la igualdad.
Aun así no hemos sido capaces de definir ¿Que es la igualdad? Comprendemos que la igualdad conlleva un trato equitativo. Pero sabemos que no podemos pedir que un pobre pague lo mismo que un rico, ya que a uno le sobre y a otro le falta. Así mismo no podemos pedirle a un niño que cargue un objeto mas pesado que el, o esperar que el trabajo de todos los obreros de una fabrica sea el mismo. Un comerciante no puede ser capaz de realizar la obra de un artista y un artista puede verse en serios problemas al manejar una empresa. Ahí es cuando nos encontramos que la definición es confusa y poco aplicable a la practica. Lo que un anciano podía hacer de joven, no lo podrá hacer ahora, debido a que su organismo no es el mismo, ha evolucionado. Tomemos en cuenta que el medio y nosotros mismos nos encontramos en constante cambio, la igualdad como la queremos conocer no existe, es solo una virtud imposible, un anhelo romántico lejano a la verdadera capacidad humana. Una parte vital de la perfección.
En un intento fallido por definirla podemos decir que es proporcional a la capacidad y posibilidades de las personas. Dependiendo de cuanto pueden, cuanto pueden dar. Esa es la paradójica igualdad.
Con esto nos encontramos que cuando llegas al mundo ya sea en callejuelas sucias o en suntuosas mansiones. Siempre llegaremos de la misma forma, la igualdad pura, una mítica esencia.
Pero al momento de pasar de la obscuridad a la luz, cuando conocemos las primeras sensaciones de vida, cuando damos la primera bocanada de aire, cuando emitimos el primer sonido y te encuentras con la vida dándote la bienvenida. Ese punto en el que por primera vez tus ojos miran al mundo en que has de vivir y formarte, cuando dejamos atrás la seguridad del vientre y nos enfrentamos a la vulnerabilidad como individuos.
Al salir tal y como se encuentra cada nuevo ser jamas sera posible precisar con seguridad la clase social a la que pertenecerá, cual sera su destino o que camino tomara. El de la honestidad o generosidad o si para su desgracia cara en el abismo de la perversidad, y si el odio y el rencor serán capaces de invadirlo o si la indiferencia se apoderara de su mente. Impío y puro es a su llegada.
A los pocos minutos después de saber que sera capaz de sobrevivir, se delimita completamente, el espacio, ambiente y tiempo en que ha de vivir y desarrollarse.
Hay un momento en la vida de todo hombre, en que a pesar de que el mundo puede haberse tornado hostil y peligroso ante el, aun conserva el recuerdo de su llegada la inocencia. A pesar de hallarse encadenado por la sociedad a un destino y calidad social, no conoce diferencias entre unos y otros, no le importa el color, raza, estatus o cualquier tipo de discriminación, solo desea ser como todos, descubrir su mundo y realizar actividades lúdicas con cualquier individuo.
Desafortunadamente la sociedad crea roles, tiende a predisponer el destino cuando todavía ni siquiera empieza a descubrir sus aptitudes. Encadena a un rol o función, dependiendo de su origen, raza y forma de actuar de sus progenitores, juzga sin siquiera conocer su interno, sus ideales y deseos. Ya que cada criatura nace con las características propias de su especie, que las agrupan, pero cada individuo cuenta con características propias que lo hacen único e irrepetible. Son ciertas características o combinaciones que nos ayudan a no ser de una persona. En si no somos completamente iguales, sino parecidos pero esas pequeñas diferencias no deben ser excusa para la discriminación racial y cultural. Esto puede ser una injusticia natural, impresa en cada individuo. Esto no debe ser una desventaja porque expresa nuestra capacidad de libertad y autonomía.
Pero nosotros lo hemos interpretado de otra manera, mientras unos viven privilegiados otros viven abandonados.
Al final cada ser crece y pierde su inocencia, hasta que la sociedad lo ha absorbido completamente. Con todo lo bueno y lo malo que abarca.
Cada día llegan al mundo millones de almas nuevas, por decirse iguales en capacidad y desarrollo, con las características propias de un ser. Sumido en la incertidumbre de su propio destino. Con el porvenir limpio, puro y con la cabeza en alto. Con una virtud poco sembrada en el anima humana, la igualdad.
Aun así no hemos sido capaces de definir ¿Que es la igualdad? Comprendemos que la igualdad conlleva un trato equitativo. Pero sabemos que no podemos pedir que un pobre pague lo mismo que un rico, ya que a uno le sobre y a otro le falta. Así mismo no podemos pedirle a un niño que cargue un objeto mas pesado que el, o esperar que el trabajo de todos los obreros de una fabrica sea el mismo. Un comerciante no puede ser capaz de realizar la obra de un artista y un artista puede verse en serios problemas al manejar una empresa. Ahí es cuando nos encontramos que la definición es confusa y poco aplicable a la practica. Lo que un anciano podía hacer de joven, no lo podrá hacer ahora, debido a que su organismo no es el mismo, ha evolucionado. Tomemos en cuenta que el medio y nosotros mismos nos encontramos en constante cambio, la igualdad como la queremos conocer no existe, es solo una virtud imposible, un anhelo romántico lejano a la verdadera capacidad humana. Una parte vital de la perfección.
En un intento fallido por definirla podemos decir que es proporcional a la capacidad y posibilidades de las personas. Dependiendo de cuanto pueden, cuanto pueden dar. Esa es la paradójica igualdad.
Con esto nos encontramos que cuando llegas al mundo ya sea en callejuelas sucias o en suntuosas mansiones. Siempre llegaremos de la misma forma, la igualdad pura, una mítica esencia.
Pero al momento de pasar de la obscuridad a la luz, cuando conocemos las primeras sensaciones de vida, cuando damos la primera bocanada de aire, cuando emitimos el primer sonido y te encuentras con la vida dándote la bienvenida. Ese punto en el que por primera vez tus ojos miran al mundo en que has de vivir y formarte, cuando dejamos atrás la seguridad del vientre y nos enfrentamos a la vulnerabilidad como individuos.
Al salir tal y como se encuentra cada nuevo ser jamas sera posible precisar con seguridad la clase social a la que pertenecerá, cual sera su destino o que camino tomara. El de la honestidad o generosidad o si para su desgracia cara en el abismo de la perversidad, y si el odio y el rencor serán capaces de invadirlo o si la indiferencia se apoderara de su mente. Impío y puro es a su llegada.
A los pocos minutos después de saber que sera capaz de sobrevivir, se delimita completamente, el espacio, ambiente y tiempo en que ha de vivir y desarrollarse.
Hay un momento en la vida de todo hombre, en que a pesar de que el mundo puede haberse tornado hostil y peligroso ante el, aun conserva el recuerdo de su llegada la inocencia. A pesar de hallarse encadenado por la sociedad a un destino y calidad social, no conoce diferencias entre unos y otros, no le importa el color, raza, estatus o cualquier tipo de discriminación, solo desea ser como todos, descubrir su mundo y realizar actividades lúdicas con cualquier individuo.
Desafortunadamente la sociedad crea roles, tiende a predisponer el destino cuando todavía ni siquiera empieza a descubrir sus aptitudes. Encadena a un rol o función, dependiendo de su origen, raza y forma de actuar de sus progenitores, juzga sin siquiera conocer su interno, sus ideales y deseos. Ya que cada criatura nace con las características propias de su especie, que las agrupan, pero cada individuo cuenta con características propias que lo hacen único e irrepetible. Son ciertas características o combinaciones que nos ayudan a no ser de una persona. En si no somos completamente iguales, sino parecidos pero esas pequeñas diferencias no deben ser excusa para la discriminación racial y cultural. Esto puede ser una injusticia natural, impresa en cada individuo. Esto no debe ser una desventaja porque expresa nuestra capacidad de libertad y autonomía.
Pero nosotros lo hemos interpretado de otra manera, mientras unos viven privilegiados otros viven abandonados.
Al final cada ser crece y pierde su inocencia, hasta que la sociedad lo ha absorbido completamente. Con todo lo bueno y lo malo que abarca.